Alguna vez te he dicho que los versos nos condicionan. No nos dejan libertad, porque siempre hay que buscar las rimas y los ritmos, como sentimientos cuantificados en un absurdo patrón de belleza. Por eso, he decidido escribir sin rima lo que de verdad siento.
Y no sé cómo empezar, porque siento muchas cosas; y no lo dudes, eres especial; eres especial porque estás leyendo las reflexiones de una persona que seguramente no te interese en absoluto, pero no sólo por eso, por muchas cosas más.
Pocas veces en la vida he encontrado una combinación tan mágica en una persona, una belleza tan natural y una inteligencia tan pura, y como luceros que alumbran a un barco perdido en la noche, tus ojos alumbran mi mirada perdida en esperanzas vanas que deambulan por ese mar oscuro...
Me rindo, simplemente. No me había enamorado nunca, y entonces llegaste tú.
Llegaste tú como llega la primavera, como llegan las rosas a los jardines y la lluvia a las cosechas sedientas.
Siempre supe que te encontraría.
Pero nunca imaginé que fueses tan inalcanzable, tan especial, tan tú.
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