jueves, 27 de enero de 2011

Aquel día...

¿Y si nos hubiera tocado a nosotros?
Tú también habrías podido desvanecer en esa esperanza,
en la que desvanecieron tantos otros.
Esas tinieblas también podrían haber cegado nuestros ojos.

6 millones de vidas quedaron ciegas,
sin poder contemplar sus dueños su fruto.
Quedaron ciegas ante las flores del pasado,
las hojas del presente y las semillas del futuro.

No imaginaron que alguien escribiría algo por ellos,
porque no escribieron nunca. No pudieron.
Muchos nacieron héroes y no llegaron a serlo.
Se les arrebató la vida, y se les arrebataron los sueños.

Hoy, 27 de enero de 2011, es de esos días nublados.
Aquel día, sin embargo, el Sol estaba en el cielo,
Pero sus rayos, en su camino hacia el suelo,
sólo iluminaron lágrimas, que caían a él de rostros desamparados.

Aquel día era también 27 de enero.
Como tú y yo lo hacemos hoy, la gente tambíén amaba la vida.
Hace 66 años que brilló el sol sobre aquel día austero,
que se apagaron las velas que hoy encienden nuestros recuerdos.

Hoy, vuelve a arder el fuego de la impotencia
66 años después de ese día soleado de 1945,
intentando explicar las llamas que quemaron la inocencia.
Hoy, 66 años después, revive ese fuego que creíamos extinto.

Sólo ahora, después de tantos años y tanto capricho del azar,
podemos ver los dos grandes defectos del tiempo.
Uno es el pasado, que conocemos, que no podemos cambiar.
Otro es el futuro, que depende de nosotros, tan inseguro e incierto.

Aprendamos del pasado, por el bien del presente.
Cambiemos el presente, por el bien del futuro.
Ignoremos el futuro, por el bien de la gente,
para que nunca se repitan esos errores, tan crueles.
Tan absurdos.

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Hace hoy 66 años, un 27 de enero de 1945, fue liberado el campo de exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau. Quedaron ciegos muchos ojos; fueron muchas las personas exterminadas por uno de los acontecimientos más vergonzosos de nuestra historia, pero fueron muchas más las miradas que quedaron ciegas tras ver perecer a sus seres queridos; no tenían nada más que ver en la vida.

Mis palabras no sirven para nada; quizá mis intenciones tampoco. Pero recordad que aunque un montón de palabras siguen teniendo la misma utilidad, un montón de intenciones sí pueden cambiar el presente, por el bien del futuro, por nuestro propio bien. Por eso creo que hoy, estas palabras y las intenciones que hay tras ellas, deben ser dedicadas a todos ellos.

A todos aquellos que no pudieron decirlas porque apagaron su voz.

lunes, 24 de enero de 2011

¿Por qué iba a ser yo?

A veces me pregunto si tiene sentido la esperanza.
si tengo que notar cada día que cada día me haces falta,
si de verdad te necesito tanto como pienso,
y si tiene sentido vivir por tu amor, que no deja de ser un sueño.

Quizá no sepas que me refiero a ti; quizá no te interese saberlo;
antes no me importaba; sabía que podrías negarme el amor,
pero nunca podrías prohibirme los versos.
No los de antaño, pero los de ahora sí; ¡de ese amor negado están hechos!

¿Por qué ibas a fijarte en mí? Se pregunta mi mente,
acostumbrada a responder siempre a preguntas inocentes,
y congelado por los versos, mi corazón no lo entiende;
no sabe qué responder, pues ninguna respuesta tiene.

Los corazones no piensan, ¡sienten!, y mi corazón quiere sentirte,
pero sabe que el tuyo no quiere cuando mis ojos brillan al verte,
y de repente, fracaso en un mundo en el que triunfo a contracorriente;
porque sólo un éxito podría alumbrarme: la conquista de tu corazón ausente.

Sin embargo, en esos momentos de desesperación,
en los que tú no estás, en los que no estamos juntos, y sólo estoy yo;
pienso en la Tierra y en las estrellas, y alzando los ojos a Orión,
intento quitar la razón a la mente, sólo porque no la acepta mi corazón.

Y pienso en la vida, en los árboles, en las flores y en su olor;
y pienso en nuestro mundo, con defectos y torpezas, mediocre,
defectuoso, ¡pequeño! algunas veces parecido a como soy yo.
Pero también es azul y hermoso, intento creer sin mucha convicción.

Quizá sea demasiado difícil pensar en el mundo a la vez que en ti,
pues tú eres casi lo único en lo que pienso. ¿Pero por qué no puedo tenerte yo?
Si la Tierra, pequeña en la inmensidad, y finita en la eternidad,
nos tiene a nosotros, ¡te tiene a ti! Fíjate, ¡y es la preferida del Sol!

No creo que te interesen estas palabras, tan locas y confusas como yo;
yo loco por la vida y la belleza, loco por ti, y confundido por el amor.
Mis palabras también confusas porque no saben dónde van, y me miran con terror
cuando intento expresar con ellas este camino tan bello...

¡que sale de mí con destino a tu corazón!

domingo, 23 de enero de 2011

Dedicado a ti

No sé por qué escribo. En realidad, no sé qué quiero escribir
ahora que las puertas de mi corazón están cerradas,
como si pensase que simples palabras que en los recuerdos quedarán olvidadas
me pudiesen curar y las pudiesen abrir.
No sé por qué escribo, sabiendo que no sé escribir;
quizá sólo intento encontrar un sentido a mi existencia,
convertida sin tus besos en soledad e indiferencia,
sin nada que decir; sin saber qué pensar ni qué sentir.
Quizás escriba porque aún mantengo la esperanza de que el tiempo,
tras haber encerrado mis pensamientos en lo más profundo de mí,
cambie el rumbo de las olas, el olor del viento y el sonido del silencio,
y que sus acordes infinitos abran esas puertas, que yo nunca pude abrir.
Quizás lo escriba porque es demasiado difícil de decir,
algo que todos alguna vez sentimos y no sabemos explicar,
sólo por temor a algo que consiga hacernos llorar
en una vida en la que unos ríen, otros sufren, y todos viven con miedo a morir.
El color de tu sonrisa y el brillo de tu voz son... no los puedo describir;
sólo diré que a veces, son lo único que consigue hacerme sonreír;
quizá sólo escriba esto porque creo que me estoy volviendo loco,
pero es fácil estarlo con un corazón vivo en la ilusión de un destino roto.
Es fácil perder el sentido que la vida siempre había tenido,
pues ahora sólo lo encuentro tras esas puertas cerradas, en la profundidad de tus ojos,
que algunas veces veo coincidir con los míos, más ciegos y más heridos,
ciegos ante una belleza superior a los sentidos, y heridos por tus gestos, alegres... hermosos.
A veces pienso que el amor nunca es inútil, ¡es humano!
y vemos través de él al ser sagrado dentro del ser amado,
por lo que es en realidad el único fin de esta vida, por lo demás absurda;
y es nuestro punto de partida y la razón de todos nuestros recuerdos, aunque parezca sólo una maravillosa burla.
Espero que entiendas lo que significa este gélido calor, el amor,
pues tú también escribes, y aunque lo hagas mejor que yo,
sé que en realidad sientes la misma magia, este infinito síntoma de locura y fracaso de la mente: el triunfo del corazón.
Quizás escriba para que mis recuerdos sean eternos,
con miedo al saber que yo no lo seré, y que tampoco lo serán mis sueños.
No te preocupes, tú ya lo eres, al menos en mis recuerdos, quizá por eso decidí escribir,
para que sepas cuando leas esto, que siento tu inmensidad aquí.
Que he encontrado la melodía del universo sonando en tus palabras,
en tus sonrisas y en tus versos. En tus miradas.
Podría también escribir por otras muchas razones,
que tampoco entendería la mente, que sólo serían descifrables por el lenguaje de nuestros corazones.
Posiblemente te preguntes por el sentido de todo esto;
sólo hay un sentido: ¡eres tú! lo alegre y lo solemne, lo serio y lo risueño, lo inmenso.
Eres todas esas cosas que nunca sentiré, todos esos sueños y recuerdos.
Y serás todo mi futuro, la estrella que me guíe en las oscuras noches de verano,
y las llamas que me acojan durante las frías noches de invierno.
Lo serás todo para mí; incluso aunque yo no signifique nada aquí,
serás siempre el blanco de las nubes y el azul del cielo,
porque eres la única persona que me ha hecho incapaz de expresar lo que siento.
¿Todavía no sabes a quién dedico esto? ¡¡¡Pues a ti!!!