sábado, 12 de mayo de 2012

Caminos de rosas

Sueños que buscan miradas perdidas
nos ensordecen con canciones rotas.
Entramos en los caminos de espinas
siguiendo en vano el olor de una rosa.

Seguimos andando, los pies llorando.
Se hincan las espinas, sangran los años,
y otra noche nos sorprende temblando,
helados de frío y de desengaño.

Ebrios por beber el agua de la vida,
empezamos a ahogarnos en sus olas.
Nos quedamos más ciegos cada día,
pues buscamos luz y encontramos sombras.

Queda en silencio nuestro triste páramo.
Se oye tras el viento el débil murmullo
de un llanto de corazones quemados;
en cenizas quedaron los susurros.

Las espinas cubren el desierto helado
mientras ando por ellas hacia la nada.
Me derrumbó el amor envenenado
que olí en aquella rosa embrujada.